Tener cojones
Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.
Julio Cortázar (1914-1984) Escritor argentino
“Para ser Secretario de Educación se necesita tener cojones” dice Denise Dresser y creo que no cabe duda que es así, pero no solo para eso, sino para muchas otras actividades de la función pública y también para tan solo ser un humilde ciudadano.
Y es que la situación que se vive en nuestro país merece mucho valor y más aún si la vida significa pensar y actuar para que las condiciones cambien; el ejercicio cotidiano como prueba de valor en medio de los miedos, la indiferencia y abandono.
Los males de nuestro país, reales, concretos y vividos como eventos comunes, han forjado un carácter mayoritariamente indolente, subordinado y profundamente individualista donde es preferible llevar anteojeras para no ver nada de lo que pase a nuestro lado y tan solo tener la vista al frente.
Ya muy pocas cosas nos sorprenden de los pesares nacionales. La capacidad de asombro ha sido rebasada por una vida donde realmente todo lo malo puede pasar, donde el ambiente garantiza la incapacidad para recrear escenarios alternativos, viviendo en un entorno que cancela las esperanzas.
Efectivamente se necesitan cojones para dejar hacer y dejar pasar, pero se requieren muchos más para buscar soluciones, para participar en lo correcto, que es transitar del inmovilismo a una actitud proactiva en nuestros espacios de vida, es buscar ser mejores en nuestros desempeños de trabajo, es responder a una necesidad urgente para la esperanza, en un cambio real, verdadero.
Los abandonos de los que ahora gobiernan, sus complicidades, su fomento a las impunidades, la irresponsabilidad, su incapacidad, merecen respuestas para las que hay que tener cojones, el Secretario de Educación es apenas uno más de los millones que tendríamos que tener cojones para hacer lo correcto y vivir mejor.
Nuestros comportamientos como país distan mucho de mostrar un pueblo con valor, mas bien nos ponen como un pueblo que, sumido en sus miedos, su terror, su apatía, abandona el espacio público y se somete, pese a los espasmos de violencia que se han venido dando por el hartazgo de una vida sin perspectivas positivas.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
La candidatura de Manuel Bartlett por las “izquierdas” es una vergüenza más de la política nacional.
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