En el 2008
Teocelo de Mis Recuerdos
100 Años Teocelo
El Presidente Porfirio Díaz, inaugurando la Hidroeléctrica de Texolo. Le acompañan don Teodoro A. Dehesa, Gobernador del Estado; General John B. Frisbie, propietario del ferrocarril; don Alejo Galván, Jefe Político del Cantón de Coatepec; el Licenciado Eduardo Rivadeneyra, Notario Público de Coatepec y antepasado de los hermanos Riveros Rivadeneyra, y un grupo numeroso de políticos. Mayo 1° de 1898. (Fotografía cedida al Museo de Teocelo por la Sra. Carmen Boone Canovas de Aguilar.)
Manuel Jiménez Pale
¡Muchas felicidades, Teocelo!
Teocelo de Díaz cumple hoy 100 años. Y hoy los teocelences celebramos con júbilo un acontecimiento inolvidable que colmó de entusiasmo a nuestros antepasados...
En este día, hace un siglo, llegó por vez primera un presidente de la República a nuestra comarca, en aquella época ostentada como la segunda villa del floreciente cantón de Coatepec. Una villa bendecida por la Providencia con la fe, el tesón y el espíritu emprendedor de sus habitantes, que la iban transformando en un placentero sitio de recreo, un remanso de paz absorto en la verde espesura de los campos... Una grata sorpresa para cualquier viajero que se aventurase más allá de Xalapa... Un secreto que Veracruz atesoraba celosamente, pero que a partir de entonces asombraría a una buena porción del mundo.
Llegó, ¡por fin!, la fecha culminante de todo aquel siglo: 1º de mayo, año del Señor de 1898. Teocelo amaneció limpio, fresco y adornado. Las banquetas de cantera, recién lavadas, lucían intensamente grises... Y el ánimo de cada teocelence se ensanchaba ante la presencia, a cada minuto más próxima, del gran artífice del progreso y héroe de la paz.
Y en punto de la una de la tarde, la ansiosa espera se convirtió en apoteosis. Hacía su arribo el flamante ferrocarril, completando el recorrido inaugural. Un delirante aplauso dio la bienvenida a Porfirio Díaz, presidente de México, quien acababa de formalizar el funcionamiento de la planta hidroeléctrica de Texolo, y ahora llegaba hasta Teocelo recibiendo la cálida adhesión de su pueblo.
El mandatario, luego de saludar emocionado a los teocelences, fue conducido al centro de la población. El sitio que hoy ocupa nuestro frondoso parque era un amplio llano. Allí se le ofreció un espléndido refrigerio.
Don Porfirio vino a inaugurar no únicamente el ferrocarril y la energía eléctrica, sino también la época de oro de Teocelo, a partir de ese día convertido, con la sola presencia del caudillo, en una nueva ciudad. Y es que tan señalada visita confirmaba que esta villa había alcanzado los prestigios del progreso: sus habitantes podían concebir la legítima aspiración de ascenderla a la categoría más plena de un conglomerado humano. Sí, la honrosa visita de la primera autoridad nacional compendiaba en Teocelo los méritos de una ciudad. Y Teocelo comenzó a serlo en esa hora cumbre de su historia porque era un lugar privilegiado: tenía agua entubada, teléfono y telégrafo. En la bella arquitectura de sus casas y edificios públicos lucía sus mejores galas... Y es muy satisfactorio considerar que nuestro pueblo alcanzó tan singular distinción en el momento mismo de quedar incorporado, a la par de Xalapa, capital veracruzana, al disfrute de los servicios más modernos de la época a nivel mundial: la invisible y prometedora electricidad y el rápido y eficiente ferrocarril.
Fue así como las autoridades municipales, encabezadas por don Juan José Rebolledo, se acercaron confiadas al general Díaz para solicitarle que obtuviera para Teocelo el ya muy bien ganado título de ciudad. Al presidente de México le pareció procedente esta petición de los teocelanos, y por ello aceptó encauzarla ante el gobernador Teodoro A. Dehesa, su amigo y acompañante en esta visita memorable. Los teocelences, con gratitud, correspondieron la deferencia presidencial dedicando al mandatario la nueva ciudad veracruzana, a la que nombraron Teocelo de Díaz.
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¡1º de mayo de 1898! En este día, Teocelo ingresó al selecto grupo de ciudades mexicanas favorecidas por un gobierno patrocinador de portentosas empresas ferroviarias. Bien podemos darnos cuenta hoy, a una centuria de distancia, que aquella histórica jornada fue, tal vez, la mayor exaltación que vivió el presidente Díaz, pues, hallándose en la cúspide de su poder, se veía aclamado por el pueblo beneficiario de su obra magna: el enlace del vasto territorio nacional a través de los caminos de hierro. Teocelo, así mismo, vivió su hora más grande al conocer al célebre guía de la patria, tan apreciado por los habitantes de estas tierras. En Teocelo, Porfirio Díaz fue desde entonces considerado un ilustre benefactor.
Hace cien años comenzamos nuestra historia como ciudad y quedamos para siempre hermanados mediante un afectuoso abrazo de progreso con las poblaciones de Xico, Coatepec y Xalapa. ¡Teocelo de Díaz! Con este eufónico nombre nació aquel 1º de mayo la ciudad de Teocelo. Sería muy justo devolvérselo ahora, en este Año del Centenario, pues forma parte sustancial de nuestro legado histórico y de nuestras más entrañables tradiciones.
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Invitamos cordialmente a los gentiles lectores a conocer la Estación Ferroviaria de Teocelo, monumento histórico recientemente restaurado. Ahí llegó, exactamente hace cien años, el presidente Díaz, benefactor nuestro. La Estación queda convertida desde hoy en el Museo Comunitario de la ciudad. Contemplando en su interior la interesantísima exposición titulada El camino de hierro que condujo a la luz, conformada con fotografías y objetos antiguos, podremos remontarnos un siglo atrás para evocar el primer día que vivió nuestra ciudad ya centenaria.
Teocelo, 1º de mayo de 1998
MJP
Gracias a todos, buena colaboración.
ResponderEliminarGracias a todos, buena colaboración.
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